Escrito por José Ignacio.
Regresa a donde reias con esperanza de alivio aumenta mi amor por recordar lo inexplicable de tus ojos. Un interior de gritos desafiantes que soñaban con juntar tu pensamiento con mi corazón.
Giré en arcos amarillos que elevaban lentamente la mirada al centro de mi voz justo ni antes ni después...apareció tu belleza en mi vida.
Dejarnos sentir lo bueno y malo del hablar entre llantos. Si sumas la pena del "olor" a desesperación con tu piel es un espacio de felicidad y complejo de no dar ese extra en cada beso o cada adios.
Miranos aquí ya no somos esos mismos jóvenes de amistades. El tiempo ya logró hacer murallas con el paso del tiempo.
Abre la página de nuestra historia invernal, era honesto que confundía tu piel blanca con la nieve cristalina. Superas las la tragedia de la belleza eterna. Ella, cantaba en voz baja que alguien era su catedral blanca en invierno... Vino el error, inicié por el final me converti en el coro de sus lágrimas; sí tu me amabas con calor de hogar, te deje partir por un golpe de una capa invisible pero predecible la resta de los días equivale a la infidelidad. Dividir con mis manos un manantial de oro: busco la sabiduría del amor y el perdón. -Envolverme en tu voz -Honrar tu mirada. Ciego de instantes con el calor ajeno, la lluvia paro en el momento de besar la traición con muerte, atípico creeme pues me estorba nuestra separación mujer blanca ... en el silencio te amo, en un silencio más profundo te necesito cada vez más, grande es mi necesidad de tu piel. En un silencio de amor te pido que me pienses en donde estés, no te alejes de este silencio con perdón. Adonde alejarme si necesito despertar con tus palabras...
